Los trastornos del espectro del autismo o TEA abarcan un amplio espectro de trastornos​ que se caracterizan por deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, unidas a patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.​ Estos síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo de la persona, aunque pueden no manifestarse totalmente hasta que las demandas sociales superan sus limitaciones. (fuente: Wikipedia)


El presente artículo tiene como fin orientar a quienes prestan servicio en las clases bíblicas de sus iglesias frente a casos de niños y niñas con TEA.


1 Entrevista: En primer lugar conviene entrevistar a la familia para recabar datos importantes acerca de su conducta: qué le gusta, qué le disgusta, qué cosas lo irritan, cuánto tiempo dura su atención, qué materiales o actividades prefiere, etc. Siempre es oportuno conocer al niño y su familia antes de incorporarlo a una clase.Asimismo debemos consultarles por ejemplo, cómo prefiere que lo llamen, si utiliza pictogramas o agendas visuales, si asiste a la escuela con un Acompañante Externo, para poder definir si es necesaria la ayuda de un maestro a lo largo de toda la clase. Además es preciso conocer de qué manera están abordando su comportamiento, tanto los familiares como los profesionales que lo atienden.

2 Agenda: Con el fin de organizar mejor sus tiempos y anticiparle al niño la siguiente actividad, son de mucha utilidad las agendas visuales (ver apéndice al final del artículo). Se trata de un recurso práctico que ayuda a reducir la ansiedad y la angustia, evitando berrinches. Por ejemplo, ¿qué conviene hacer si el niño quiere irse antes de tiempo? Podemos mostrarle la agenda y recordarle que aún no es momento de irse, y que, por ejemplo, todavía les falta merendar (mostrándole el pictograma correspondiente en su agenda).

También puede ocurrir que el niño llore, se enoje o simplemente grite. En ese caso hay que prestar atención si hubo algún cambio en la organización de la clase. Los niños suelen ser muy estructurados; por ejemplo: si luego de la merienda venía el cuento, es mejor no alterar el orden. Si fuera necesario modificar la agenda, conviene anticiparle ese cambio.

A veces los niños con TEA necesitan salir del aula, caminar un poco para relajarse y poder continuar trabajando. En tal caso, es importante delimitar ese tiempo: “Bueno, ya estamos más tranquilos, vamos a regresar con la seño y los demás nenes”. Se refuerza esta indicación además señalando el correspondiente pictograma.

3 Reacciones: Si el niño se muestra agresivo o muy alterado se recomienda que, para calmarlo, intervenga siempre la misma persona, alguien con quien el niño haya establecido un vínculo más estrecho. Conviene que se acerque lentamente y siempre de frente a sus ojos, para que pueda anticipar lo que va a ocurrir. Debe intentar abrazarlo; aunque al principio rechazace su abrazo, luego lo aceptará. Debería ser un abrazo suave, sin apretarlo.

Es común que se aburra rápidamente; por lo tanto siempre habrá que disponer de algunas actividades extras para que realice. Por ejemplo: si la actividad consiste en pintar, pedirle que su dibujo sea más grande, o proponerle realizar dos dibujos en vez de uno. Esto dependerá de los gustos de cada niño, procurando siempre actividades que le atraigan.

Es importante saber si el niño presenta híper o hipo sensibilidad a los estímulos visuales y/o sonoros. Si fuera hipersensible conviene mantener la clase con calma: elegir canciones tranquilas y no cantar en tonos muy altos; no exponer muchas imágenes en las paredes; delinear sectores en el aula (“versículo del día”, “historia bíblica”, “lista de nombres de los alumnos”, etc.); establecer un mismo sector para presentar información nueva. Se aconseja no acumular contenido, sino actualizarlo; por ejemplo: no dejar el versículo de la semana pasada y agregar otro, sino quitarlo y colocar el versículo nuevo.

UNA REFLEXIÓN FINAL
Querido maestro, piensa que si a tu clase de escuela bíblica llega un niño con alguna dificultad física, psicológica, emocional, cognitiva, el Señor te presentó una nueva oportunidad de servirle. Él te ayudará a capacitarte, te guiará y sobretodo te dará su amor para compartirlo con ese niño y su familia. Es posible que hayan sufrido discriminación, soledad, cansancio, incertidumbre, y tantos otros sentimientos que muchas veces se ocultan.
Nosotros somos luz… ¡Tú eres luz para ese niño y su familia! Comparte el mensaje de Cristo. Si crees que te faltan herramientas, comienza a buscarlas. Existen muchos cursos para enriquecer tu trabajo. Ora junto a otros; no trabajes solo, conversa con otros maestros, comparte estudios, ayuno y oración por cada niño que el Señor llevó a la escuela bíblica. Realiza un seguimiento semanal de cada uno de tus alumnos. Extiéndeles un mensaje para saber cómo están o si necesitan algo.
Sin embargo, si no estás dispuesto a dedicarles tiempo, sé honesto y háblalo antes de continuar.
Somos discípulos de Cristo y seguimos su ejemplo. Él amaba a todos; sanó leprosos, ciegos, sordos, y pidió “dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan”.
Ese mismo amor es el que compartimos con cada niños. ¡No temas! Ora, pide ayuda, capacítate. Procura mirar hacia delante, cumpliendo la tarea para la cual el Señor te escogió.


Lic. Lorena Torres

Lorena Torres, forma parte de la RED INTEGRADORA DE SBA y junto a otros profesionales, voluntarios, especializados en el trabajo con personas con discapacidad dona su tiempo y conocimiento para servir a la iglesia Cristo.